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El príncipe Felipe no tiene obligaciones, según la Constitución. Tampoco garantías. Ni funciones. Los únicos dos límites que le marca la Ley Fundamental están solventados, ya que su matrimonio no lo fue con alguien “prohibido” por el Rey y las Cortes, con lo que se mantiene como sucesor, y, al cumplir los 18 años, prestó juramento a la Constitución y obediencia a Rey. (Leer más)